A
más velocidad
y con ella el consuelo de la siguiente batalla,
de antemano perdida.
Y no será por falta de ambición, no.
No será por falta de entrega y tesón.
La lucha, de antemano estaba perdida.
Queda el consuelo de ignorarlo.
Las batallas, como la vida,
siempre se pierden.
Lo demás,
fantasías, ilusiones, engaños...
Nunca hay victoria en la lucha.
Luchar significa la derrota pronosticada.
La tensión de la vida
no da para reparar en ella.
Todo es demasiado frenético.
Me siento, lo soy, un zascandil.
No puedo,
no valgo, o
no quiero.
O todo es demasiado
o
nada es mucho.
Me
movía mejor antes, hace un tiempo,
cuando
todo iba más despacio.No, despacio no, a otro ritmo.
Al ritmo natural del día.
La
noche y el día,
la
luna y el sol,y el caracol,
como burgués de la vereda.
Entiendo
tan poco de todo
que
bien podría escribir un libro. Con perdón.
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