lunes, 19 de mayo de 2014

Experiencias cotidianas, como si hablásemos de filosofía

Agradezco los lunes, como si fuesen el último día.




Las experiencias turbadoras tienen algo de catártico. Nos ofrecen una nueva posición, no siempre amable, desubicándonos de la apacible existencia. Recobramos gracias a ellas el sentido del equilibrio, y con ello el arte de la pirueta, tan necesaria como olvidada actividad que cualquier ser necesita ejercer para no perder el norte del sinsentido.
La rutina vital, reconfortante coartada de refugio, queda expuesta y con ello, nuestro culo al aire, la fragilidad de la  atrincherada existencia abre boquete por el que se cuelan realidad y verdad.

Menos prozac y más San Juan de la Cruz
"...toda ciencia transcendiendo..."


Uno cobra conciencia de si mismo en su relación con el prójimo; y por eso la relación con el prójimo es insoportable.

Plataforma, Michel Houellebecq


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